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UDD en la Prensa

El año en la ciudad

 Pablo Allard Serrano
Pablo Allard Serrano Facultad de Arquitectura y Arte

Sin duda,  éste ha sido un gran año para la arquitectura chilena, y también para nuestras ciudades. Si bien no se han inaugurado ni anunciado grandes obras, con excepción del Parque la Hondonada en Cerro Navia, el funicular de Barnechea y el teleférico turístico del San Cristóbal, germina con fuerza un mayor interés por la arquitectura y diseño de nuestro entorno urbano y natural. Poco a poco vemos cómo se reconoce la calidad por sobre la cantidad en programas y políticas de vivienda, edificación y obras públicas; la discusión urbana se abre camino en la opinión pública y programas presidenciales; y la ciudadanía irrumpe en el espacio público con intervenciones de urbanismo táctico que iluminarán el camino para nuevas colaboraciones público privadas en el territorio.
Estos avances se ven reforzados por un gran hito en nuestra historia cultural: el reconocimiento al arquitecto Alejandro Aravena con el Premio Pritzker 2016. Equivalente al Nobel de la disciplina, Aravena fue además curador de una de las más aclamadas versiones de la Bienal de Arquitectura de Venecia, lo que ayudó a centrar la atención mundial en la consistencia y calidad de una generación de arquitectos y paisajistas locales que, más allá de influencias globales, proponen desde Chile prácticas críticas, pertinentes e innovadoras al ejercicio de la disciplina.
En cuanto a la ciudad, la irrupción de las nuevas tecnologías revolucionó y modificó algunos paradigmas y servicios urbanos, como el caso del transporte con la llegada de Uber, la comunicación en tiempo real de condiciones ambientales con la aplicación Aire Santiago y las infinitas posibilidades que ofrecerán miles de medidores inteligentes que Enel distribución está desplegando en la ciudad. Ello, sumado a la multiplicidad de sensores, antenas y smartphones, generarán datos que informen nuevas innovaciones y aplicaciones que mejorarán nuestra experiencia urbana.
También se ha avanzado en el ámbito legislativo. Pese a las aprehensiones respecto a su viabilidad e implementación, se aprobó la nueva Ley de Aportes al Espacio Público, que permitirá que cada municipio cuente con un Plan Maestro de Espacio Público y movilidad para que los aportes por impacto de nuevas edificaciones contribuyan al financiamiento de dichas obras. Otro avance es la ley que propone reemplazar los intendentes designados por gobernadores electos, el primer paso para contar con autoridades metropolitanas con capacidades reales de coordinación e implementación de proyectos y políticas a escala ciudad. En infraestructura, lamentablemente no hay mucha obra que celebrar, pero se ha avanzado en institucionalidad con el proyecto de ley para la Dirección General de Concesiones y la creación del Fondo de Infraestructura, que podrían dinamizar la industria.
Finalmente, el gran regalo de este año es la irrupción del urbanismo táctico y las intervenciones urbanas, así como su escalamiento desde iniciativas ciudadanas hacia el involucramiento de municipios y gobiernos regionales. Es así como celebramos el surgimiento de las Plazas de Bolsillo, los museos a cielo abierto, los festivales de intervenciones urbanas, la implementación de ciclovías y zonas 30kmh, así como el Mapocho pedaleable y el 42k. Sin dudad esta puesta en valor de nuestra arquitectura y del urbanismo ciudadano son el mejor regalo que nos deja este año y nos proyecta al 2017.