El director de Humanidades de la Facultad de Educación y Humanidades, Armando Roa, destacó el reciente Premio Nobel de Literatura 2011 otorgado al poeta sueco, Tomas Tranströmer, quien es autor de una obra extensa “donde labra las imágenes con delicadeza y precisión, transfigurando objetos y situaciones cotidianas en realidades cargadas de simbolismo metafísico”.

Psicólogo de profesión, Trantrömer recibió la –merecidísima, según el director- distinción de la Academia de Estocolmo a sus 80 años de vida.

Sobre su obra, Roa dijo que es un “poeta otoñal, melancólico, de gran precisión formal, con un lenguaje muy claro pero al mismo tiempo de marcado sentido alegórico, con preocupaciones metafísicas y religiosas, muy obsesionado por la muerte y el silencio” y agregó que “en su obra confluyen diversas tradiciones, desde la poesía japonesa a la poesía europea de vanguardia».

A continuación, un fragmento de su obra:

Góndola Fúnebre (1996)

                                   IV

El abismo, que ensaya y descarta máscaras diferentes,

ha elegido justo ésta para él,

el abismo, que quiere subir hasta los hombres sin mostrar su rostro.

                                    VII

Soñé que llegaba tarde el primer día de clases.

Todos en el salón  llevaban máscaras blancas sobre el rostro.

Imposible decir quién era el maestro.                                 

Abril y Silencio

La primavera yace desierta.

La zanja, oscura como terciopelo

se arrastra junto a mí

sin espejeos.

Tan sólo irradian

las flores amarillas.

Soy llevado en mi sombra

como un violín

en su caja negra.

Lo único que quiero decir

reluce fuera de alcance

como la platería

en la casa de remates.