En esta oportunidad los huellinos remodelaron un escenario de un colegio en Chillancito que servirá como espacio de encuentro para la comunidad.

Para Natalia Saavedra, estudiante de pedagogía en educación básica y jefa general del voluntariado, asumir el liderazgo del proyecto fue desafiante, pero enriquecedor. “Huella es compartir, despojarse de lo que tenemos y vivir con humildad, porque hay gente que no lo pasa bien y necesita ayuda espiritual”

.En total se misionaron cerca de 60 hogares y se realizaron talleres para niños, jóvenes y adultos, entre ellos: manualidades, juegos al aire libre, charlas de autoayuda y autoconocimiento.

“Tomé el desafío de participar en Huella, porque es una buena forma de insertarse en el mundo universitario y de compartir con la gente, ya que si uno ha recibido tanto, también es rico entregar de manera física y espiritual” explicó, Sofía Rodríguez, estudiante de primer año de Pedagogía en Educación Parvularia. “Es mi primera vez en misiones y de verdad da frío, dejas tus vacaciones, pero a la vez es un descanso espiritual”, agregó.

El director de la Dirección de Asuntos Estudiantiles, Juan Masferrer, visitó a los voluntarios y enfatizó en el rol de Responsabilidad Pública que tiene cada uno de ellos. «Estamos orgullosos no sólo de Huella, también de todos nuestros voluntariados. En Santiago movilizaron a más de 350 personas y a nivel nacional fueron más de 600. Es una muestra del sello que tienen nuestros alumnos de la Responsabilidad Pública».

Por séptimo año consecutivo, Vicente Gualda participa de Huella y –al igual que Natalia- hoy es jefe general. “Estoy muy agradecido de la oportunidad que me ha dado la universidad.  Huella tiene un lado espiritual que va más allá de la religión. Te llena y marca como persona, porque además del encuentro que tienes con los demás, te encuentras contigo”. 

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