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UDD en la Prensa

De olvidos y tonterías

 Eduardo  Andrades Rivas
Eduardo Andrades Rivas Profesor Facultad de Derecho CCP

Cuan cierta es aquella sentencia de la sabiduría popular que afirma que los chilenos tenernos mala memoria. Y, además, desagradecidos. «El pago de Chile» dirán muchos que lean estas líneas. Exiliamos a Carrera y O’Higgins, matamos a Portales y olvidamos a grandes hombres públicos.
No caigamos en lo que con frecuencia hemos visto en otras latitudes, en donde el gusto de cambiar nombres de calles y monumentos por capricho y/o prejuicios políticos consume ingentes recursos de los presupuestos públicos. No menos de 8 cambios de nombres sucesivos han experimentado algunas avenidas de Buenos Aires y Ciudad de México debido a esta particular costumbre.
El caso de la semana pasada en la capital resulta igualmente singular. La aparente alergia capilar y cutánea que le provocaba a la alcaldesa de turno el nombre de una céntrica avenida de la comuna que dirige, la impulsó a cambiarlo por otro anodino y reiterativo. con el argumento de que la fecha que recordaba causaba división. Si fuera por ello, la Avenida 5 de abril podría ofender a quienes tenemos convicciones monárquicas en Chile. ¡Más seriedad por favor! Habría que disculpar estos ataques espasmódicos de tontería galopante en nuestras autoridades edilicias si no fuera porque quienes pagamos sus consecuencias somos los contribuyentes.
Afortunadamente hay ejemplos más edificantes. Aunque demoraron más de dos décadas, los impulsores de nombrar al Estadio Regional con el nombre de su constructora, la alcaldesa Ester Roa Rebolledo se impusieron al fin. Razones de «alta política» habían impedido a numerosas autoridades de uno y otro bando político tributar en vida de la alcaldesa Roa, este legítimo reconocimiento a quien fuera la primera mujer en dirigir la Municipalidad de Concepción. Dicho reconocimiento tardó pero llegó, y rápidamente se ha hecho popular entre la población.
Ojalá se requieran menos años para devolver su nombre legítimo al Estadio techado de Talcahuano, mal nombrado hoy como «la Tortuga». Denominación tan pedestre no debe hacernos olvidar que el nombre oficial es «Coliseo Monumental Alcalde Luis Macera Dellarossa» su verdadero constructor, alcalde de Talcahuano entre 1954 y 1960, cuyo nombre fue inexplicablemente eliminado del frontis del edificio hace algunos años. Las actuales autoridades edilicias del puerto tienen la responsabilidad de restituir esta denominación como un acto de justicia para quien diera tanto en favor del desarrollo de su ciudad.