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UDD en la Prensa

La felicidad de los chilenos

 Soledad Reyes
Soledad Reyes Investigadora Facultad de Gobierno
Antes hablar de felicidad era un campo exclusivamente de filósofos. No existía la idea de que ésta pudiera ser tan comentada y analizada. Ni mucho menos medida. Pero con el tiempo las cosas han ido cambiando. Los males más evidentes de toda sociedad, (pobreza, analfabetismo, desigualdad y enfermedades), empezaron a ser estudiados en relación a otros conceptos, como el de felicidad y bienestar subjetivo. Hoy en día éstos son temas de interés de psicólogos, sociólogos y, particularmente, de economistas. Y la felicidad se estudia como una “nueva ciencia”, en la que el PIB se considera un indicador insuficiente para medir el bienestar de los países.
Respecto al mundo latinoamericano, se habla hasta el cansancio de “la gran paradoja”, ya que países con altos niveles de suicidio juvenil, de corrupción y/o violencia, de desigualdad económica y social, muestran elevados índices de felicidad. El caso chileno no escapa a esta situación. A principios del 2017 el Informe de Felicidad Mundial que realiza la ONU entre 155 países, destacó que Chile era el país más feliz de América Latina, y el nº20 a nivel mundial (dos años antes éramos el nº43). Además, dentro de los primeros cincuenta países más felices, 13 de ellos eran latinoamericanos.
¿Qué mide este informe? PIB per cápita, expectativa de vida, soporte social (familia o amigos), libertad, corrupción y educación. Entonces cuesta entender este optimismo. ¿Será que los latinoamericanos somos una especie tremendamente positiva?, ¿o nuestras expectativas hoy son bajas en comparación a otros países con similar nivel de desarrollo?,¿qué hace que más del 70% de la población chilena se declare “altamente satisfecha” con su vida? Si al mismo tiempo hoy en día en Chile, por ejemplo, el 90% de la población afirma no confiar en las instituciones. Y la desigualdad en acceder a la salud y educación sigue siendo altísima.Son muchas las preguntas.
Hay quienes dicen que tratar de medir la felicidad de los chilenos es una pérdida de tiempo. Que realmente lo único que importa es la libertad económica. Claramente, estamos lejos de eso. Y aún falta mucho por hacer en lo que a políticas públicas se refiere.¿Cómo mejoramos los índices de felicidades concretos, previniendo, por ejemplo, las tasas de suicidio adolescente o aumentando la cobertura escolar en todos sus niveles?,¿qué medidas deben implementarse para fortalecer a la familia chilena, considerada la principal fuente de confianza y satisfacción de los chilenos?.  No es fácil ponerse de acuerdo en la forma en que éstas podrían impactar en el bienestar de la población. Pero el tema se está tratando y discutiendo. Está claro que hoy la felicidad de las personas ya no puede medirse únicamente en relación a sus ingresos. Todavía hay mucho por hacer y definir, pero el tema ya está sobre la mesa.