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UDD en la Prensa

La ideología no es el problema

 Daniel Contesse Strauss
Daniel Contesse Strauss Vicerrector de Innovación y Desarrollo

Es común escuchar expresiones como “el debate está muy ideologizado” o “eres muy ideológico en tu planteamiento”. ¿Qué significa esto? Se trata de decir que el otro no atiende razones, que sólo sigue una consigna.
El problema no es la ideología, es la irracionalidad, que son cosas muy distintas. La idelogía se define como un conjunto de ideas que siguen una determinada lógica y que buscan explicar cómo funcionan las cosas. Supone un alto grado de racionalidad, de análisis y pensamiento lógico y riguroso. Las ideologías suelen ser planteamientos discutibles, pero contundentes, pensados y lógicos, planteamientos que son sometidos a estrictos test de la razón. El problema en el debate actual no es el exceso de ideología, sino la falta de ésta y el exceso de irracionalidad en su reemplazo.
Veamos algunos elementos comunes que se distinguen hoy en el debate. 1. Comparación con el ideal. Se proponen cambios radicales porque se estima que estamos muy lejos del mundo ideal. Se dice por ejemplo que hay que cambiar el sistema de pensiones porque son bajas. ¿Bajas respecto de qué? Respecto del ideal. En ese caso no hay modelo que aguante. Lo lógico es comparar nuestra realidad con lo posible, lo razonablemente aspirable, lo que logran otros y lo que hemos tenido en el pasado. Mucho de lo que se critica hoy (educación, salud, pensiones) sería mucho más valorado si la comparación fuera la correcta, pero contra el ideal no se puede competir. 2. Estándares distintos, otro error  muy común. Por ejemplo, se critica a universidades privadas porque no garantizan calidad de excelencia y se concluye que deben ser cerradas. A las univerisdades estatales de mala calidad no se les aplica esta lógica, sino la contraria: dado que no garantizan calidad se les debe fortalecer. Ante la misma situación, los mismos hechos, la conclusión es distinta. 3. Último ejemplo, correlación versus causalidad. Se confunde el hecho de que dos cosas vayan juntas con el hecho de que eso explique que una causa la segunda. Por ejemplo, se habla de desigualdad y malestar tratando de vincular ambos conceptos. ¿Garantiza la igualdad el bienestar? Habría que preguntarle a los cubanos, que son bastante iguales.
Debemos exigir mayor rigor a todos los actores de modo que el debate público nos conduzca a conclusiones correctas y a buenas decisiones. De otro modo seguiremos en un mar de eslóganes irracionales donde en vez de prevalecer los argumentos y la lógica, se seguirán imponiendo las ideas según qué tan bonita sea la poesía con que se expresan y con qué tanta fuerza se digan.