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UDD en la Prensa

“No es razonable pedir que el nuevo sistema sea lo suficientemente malo para que las instituciones que están en gratuidad no se vean tentadas de salirse de ésta”

 Federico Valdés Lafontaine
Federico Valdés Lafontaine Rector

El rector de la UDD, Federico Valdés, se muestra crítico del debate en torno al nuevo crédito para estudiantes de educación superior y cuestiona que se sigan discutiendo cambios a la PSU en vez de enfocarse completamente en un nuevo sistema de acceso.

El 11 abril de este año, el Gobierno le quitó el carácter de “suma urgencia” al proyecto que crea el Sistema de Financiamiento Solidario (SIFS) y con ello, se postergó una discusión que tiene a varios detractores, entre ellos a miembros de la oposición. Y es que el nuevo sistema, que vendría a reemplazar al cuestionado crédito con aval del Estado (CAE) y que sería administrado por una institución estatal (no como sucedía con el CAE que estaba en manos de los bancos), para algunos constituiría una “amenaza a la gratuidad”.

Por otra parte, durante las últimas semanas se ha dado un debate importante en torno a la PSU y los cambios que deben realizarse a esta prueba, ello justo en momentos en que están comenzando a sesionar los nuevos comités de acceso establecidos en la Ley de Educación Superior, los que son un elemento clave para construir un nuevo sistema de ingreso a la universidad.

En vista de ello, El Dínamo entrevistó al rector de la Universidad del Desarrollo, Federico Valdés, quien es miembro del Sistema Único de Admisión y además integrante del comité de acceso universitario.

SIFS y gratuidad

– Ante el proyecto que crea el Sistema de Financiamiento Solidario, ¿cómo calificaría la postura de diferentes actores de oposición que han planteado que éste es una amenaza a la gratuidad?

La verdad es que no se entiende muy bien que alguien, actuando de buena fe, pueda oponerse a un buen sistema de crédito. Si nuestra preocupación es cómo resolver el problema de financiamiento de los alumnos que no están en gratuidad, no es razonable pedir que el nuevo sistema sea lo suficientemente malo para que las instituciones que están en gratuidad no se vean tentados de salirse de esta.

– Hay quienes plantean que el SIFS, al tener supuestamente “mejores condiciones que la gratuidad”, tales como un arancel regulado más alto, cobertura sobre la duración nominal de la carrera, criterios académicos, entre otros, podría incidir en que las instituciones se salgan de la gratuidad y se queden sólo con el nuevo crédito. ¿Cree que sea factible que las instituciones prefieran salirse de la gratuidad?

Algunos de estos planteamientos ya fueron desvirtuados en las reuniones del Comité Asesor de Rectores que convocó el Mineduc. Por ejemplo, la idea de que exista un arancel regulado distinto fue desechada. La cobertura más allá de la duración de la carrera sigue siendo un préstamo, que a mi juicio debiese estar disponible para los alumnos en gratuidad también. Y sería una buena manera de resolver el problema del que se quejan las instituciones que entraron al sistema.

– ¿Es partidario de dar más gratuidad a otros deciles o bien aumentar la duración de ésta de manera de igualarla al crédito?
En un mundo real, dar gratuidad a los siguientes deciles es imposible. De hecho, creo que debería dejarse tal como está, sin avanzar a los deciles superiores, porque es impresentable que el país siga gastando tanto en la Educación Superior y tan poco en la parvularia y escolar. El problema de la sobre duración de los estudios debería resolverse dándole acceso a los alumnos que no terminan sus carreras a tiempo, al crédito que reemplace al CAE. Su deuda sería reducida y podrían pagarla sin dificultades, porque casi todos se recibirán.

Sugerencias y mejoras

– La oposición ha planteado restarle beneficios a este crédito respecto de la gratuidad. ¿Considera que esto sería como quitarle sustento al crédito?
Lo que todos deberían tratar de hacer es diseñar un sistema de crédito lo mejor posible y simultáneamente corregir los serios y anticipables problemas de diseño que tiene la gratuidad. La labor de los legisladores no es proteger un sistema mal concebido y peor diseñado.

– Si analizamos el proyecto, tal como se presentó, ¿qué aspectos cree que falta incluir o se podrían mejorar?
Creo que debe eliminarse la fijación de precios para los deciles 7, 8 y 9, para así evitar la crisis financiera que traerá para las instituciones que entraron al sistema. Es esencial volver a permitir que las familias aporten para pagar parcialmente los estudios de sus hijos. Si no se reconoce esa realidad, las universidades que entraron al sistema verán sus ingresos caer en forma significativa y tendremos crisis financieras en el mediano plazo

Otras discusiones: Sistema de Admisión

– Como representante de las universidades privadas en el Sistema Único de Admisión y en el Comité de Acceso Universitario del nuevo sistema, ¿cómo ve el debate en torno a los cambios que debería sufrir la PSU?

Pienso que se ha perdido mucho tiempo conversando en corregir la PSU, que nadie discute que es una mala prueba de selección. Lamentablemente los cambios no pueden hacerse rápido, sin introducir incertidumbre a los alumnos de enseñanza media, así es que las modificaciones, aunque necesarias, no pueden realizarse en plazos breves. Soy absolutamente contrario a introducir mejoras a la PSU. Lo que debemos hacer es diseñar pruebas adecuadas y no parchar una que ya sabemos que es deficiente.

– ¿Qué discusiones han tenido como comité de admisión al respecto? Y por otro lado, ¿cómo convergen las discusiones del CRUCh con lo que establece la nueva Ley?

El comité recién comenzó a sesionar y tengo altas expectativas al respecto. En la primera sesión, los temas fueron analizados con altura de miras, lo que me hace pensar que en un plazo razonable, de tres a cinco años, podremos mejorar el sistema que tenemos hoy. Un elemento esencial a mi juicio, pero en el que no será fácil llegar a acuerdos, es el grado de autonomía que deben tener las universidades para ponderar los factores para seleccionar a sus alumnos.

Lo que yo creo es que las instituciones deben tener mucha más libertad para elegir qué pruebas utilizar y cómo ponderarlas, porque no todas las universidades queremos a los mismos alumnos. Hoy los rangos son muy estrechos, por lo que, aunque diversas, todas las instituciones debemos todas seleccionar de la misma manera.