Investigación UDD caracterizó niveles y composición de la contaminación atmosférica en Chile
- Liderado por Zoë Fleming, investigadora del Centro C+ de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Desarrollo, el proyecto se realizó durante los años 2022 y 2025 y entregó una radiografía inédita de la calidad del aire en todo el país, revelando presencia de contaminación incluso en zonas remotas del país y la Antártica.

Zoë Fleming, investigadora del Grupo EnviroHealth Dynamics del Centro C+ de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Desarrollo (UDD), lideró un innovador estudio científico, cuyo objetivo fue medir la contaminación atmosférica en diferentes geografías de Chile.
Ejecutado durante los años 2022 y 2025 en el marco de la adjudicación de un proyecto Fondecyt Regular, la investigación entregó una radiografía inédita de la calidad del aire de todo el país, para la cual se utilizaron nuevas tecnologías, participación comunitaria, trabajo colaborativo en terreno y herramientas de monitoreo tradicionales.
El estudio abarcó tanto zonas urbanas e industriales del país como ambientes rurales y remotos. Específicamente, se realizaron mediciones en cinco zonas estratégicas: el norte minero (Calama); el centro (Santiago, Til Til y Quintero); el sur (Coyhaique); la Antártica y la alta cordillera andina.
“Era fundamental incluir distintos sectores de todo el país, pues uno de los principales aportes de nuestro estudio era mostrar que la contaminación y los problemas en la calidad del aire no son un problema aislado de las grandes ciudades, sino que incluso en territorios remotos se detectan impactos relevantes”, señaló la Dra. Fleming.
Para la medición y caracterización de los distintos tipos de contaminantes presentes en el aire, se utilizaron algunos métodos innovadores que incluyen sensores de bajo costo, recolección pasiva, análisis de metales pesados, compuestos orgánicos volátiles y monitoreo aéreo con drones.
Contaminación en zonas críticas y remotas
En la zona norte de nuestro país, específicamente en Calama y en localidades cercanas a faenas mineras, se realizaron mediciones de polvo atmosférico, detectando elevados niveles de metales pesados tóxicos, como arsénico y plomo. A su vez, se determinó que la exposición varía según el viento y la cercanía a la fuente contaminante. “Es decir, la población se ve afectada de forma desigual”, indica la investigadora UDD.
Respecto a la zona centro, se monitorearon gases como el monóxido de carbono (CO) y material particulado (PM2.5). En La Pintana, se observó que los niveles se mantuvieron bajos y que superaron los límites en presencia de incendios forestales; en Til Til, en tanto, se encontró una relación directa entre contaminación metálica y cercanía a industrias, algo detectado con métodos simples de recolección. “Este resultado evidencia que es clave reforzar la necesidad de evaluar el impacto acumulativo de múltiples fuentes contaminantes en áreas llamadas zonas de sacrificio ambiental”, agrega.
En cuanto a la zona de Coyhaique, donde se utilizó una estrategia de ciencia ciudadana para hacer caminatas con sensores de bajo costo para medir la contaminación por quema de leña, se detectaron diferencias entre contaminación interior y exterior, además de variaciones importantes en la calidad del aire vertical, solo en los primeros 100 metros de la superficie de la ciudad.
En los lugares remotos considerados en el estudio, se detectó contaminación incluso en bases de Antártica, producto de las actividades humanas locales (calefacción, incineración) y por la llegada de contaminantes transportados a gran distancia. En paralelo, con los sensores instalados en la alta montaña, se comprobó que el material particulado puede viajar grandes distancias y afectar glaciares y nieve.
Además del trabajo anterior, el equipo de investigación realizó una revisión de más de 30 años de datos históricos de la red nacional de monitoreo ambiental, permitiendo contextualizar la evolución de la contaminación en Chile.
“Con éste concluimos que, aunque algunos contaminantes como O₃, CO, NO₂, SO₂ y PM10 han disminuido, la reducción es insuficiente”, indica Zoë Fleming. Es decir, a pesar de los 13 planes de descontaminación atmosférica existentes en nuestro país, ninguna zona ha dejado de estar clasificada como “saturada”.
Cabe señalar que, además del componente científico, este estudio destacó también por tener un enfoque educativo y de sensibilización, convocando a miembros de la comunidad en general (estudiantes, miembros de organizaciones sociales, entre otros), a participar en talleres y en el desarrollo de instrumentos caseros de medición.
Esto, pues “la calidad del aire sólo mejorará si la industria adopta procesos más limpios y si el Estado fiscaliza de forma más rigurosa. Pero también si la ciudadanía exige su derecho a respirar un aire limpio y participa activamente en la vigilancia ambiental”, recalcó la Dra. Fleming.
De este modo, los resultados obtenidos, junto con entregar herramientas técnicas, fortalecen la capacidad de la sociedad para enfrentar los desafíos de la contaminación atmosférica y de la calidad del aire en nuestro país, “especialmente en un contexto de crisis climática y creciente preocupación por la salud ambiental y de la población en general”, finalizó la investigadora del C+ UDD.