Los resultados del estado del emprendimiento femenino en Chile y una descripción del panorama del contexto nacional e internacional de la actividad emprendedora se dieron a conocer este martes 18 de diciembre, en la presentación del Reporte Nacional “Global Entrepreneurship Monitor (GEM) Mujer 2017”.

La actividad fue presidida por la ministra de la Mujer y Equidad de Género subrogante, Carolina Cuevas, quien se refirió a la importancia de este tema en el actual contexto nacional y las políticas del Gobierno a favor del emprendimiento en nuestro país.

En la oportunidad, la ministra (s) señaló que «la condición de las mujeres en Chile ha experimentado avances importantes en los últimos años, pero estamos lejos de lo que las nuevas generaciones y la economía esperan». Explicó que cuando se trata de desarrollo inclusivo nadie puede quedar atrás, menos las mujeres. Agregó, además, que: “Un 60% de las mujeres que emprenden dice que una de las razones es para realizar labores domésticas. Esto demuestra que tenemos mucho que avanzar en la co-responsabilidad”.

La presentación del reporte estuvo a cargo de Vesna Mandakovic, investigadora de la Facultad de Economía y Negocios de la UDD y directora académica del GEM Chile, quien señaló que las mujeres que lideran emprendimientos en etapas iniciales en Chile se duplicaron en el transcurso de una década. “El porcentaje de emprendedoras con negocios en fases iniciales es de 19,6%, mientras que en 2005 era 8%”, manifestó.

Destacó además que un 32,9% de las mujeres inician sus negocios por necesidad “sienten que no tienen oportunidad en el mercado. Las labores de cuidado y la poca flexibilidad del mercado les hacen sentir eso. La necesidad es distinta para hombres y mujeres”, manifestó Mandakovic, quien fue una de las co-autoras del reporte.

Asimismo y de acuerdo a los resultados obtenidos en esta versión, un 57,3% de las mujeres que participaron en la Encuesta Nacional de Expertos declara que las mujeres son incentivadas a crear empresas (39,3% en 2015). En tanto, un 34,3% indica que existen suficientes servicios sociales para que las mujeres puedan seguir trabajando incluso después de haber formado una familia (18,5% en 2015).