Alumni UDD y sus hijos destacan el sello que los une a la Universidad




Estudiar en la misma universidad que un padre o madre podría ser coincidencia, pero en la Universidad del Desarrollo es cada vez más común ver a nuevas generaciones elegir las mismas aulas y pasillos que un día marcaron a sus padres. Cuatro familias comparten cómo se vive esta experiencia intergeneracional, desde el orgullo y la emoción, hasta la confirmación de que la UDD mantiene su sello intacto a lo largo del tiempo.
Recuerdos, orgullo y emoción son palabras que se repiten cuando los alumni de la UDD hablan de lo que significa ver a sus hijos estudiando en la misma Universidad en la que ellos se formaron. Paulina Bugmann, periodista de la generación 1994 en Concepción, afirma que su paso por la institución fue “una experiencia inolvidable, de un gran rigor, excelencia, inspiradora, muy cercana, con excelentes profesores e infraestructura”.
Con 25 años trabajando en la Universidad, asegura que “la UDD se incorporó a mi familia, es parte de ella y de nuestra vida”. Y que su hija Josefa haya decidido matricularse en Global Business Administration es “un tremendo orgullo”. Josefa, en tanto, reconoce que la elección fue propia: “La elegí por la carrera, la calidad de los profesores y la infraestructura. Mi mamá no influyó, yo ya conocía muy bien la Universidad”.
Esa mezcla de elección personal y herencia emocional también se refleja en la experiencia de Carla Stagno, quien estudió Ingeniería Comercial y hoy lleva más de tres décadas vinculada a la institución educativa. “La siento como mi segundo hogar”, comenta, recordando los inicios en una pequeña casa de calle Trinitarias, en Concepción. Sus hijas Catalina y Sofía hoy cursan Enfermería e Ingeniería Civil Industrial respectivamente, y aunque aseguran que la decisión fue propia, reconocen la influencia natural de crecer escuchando sobre la Universidad.
“Me llamó la atención lo del hospital simulado, ya que me parece súper importante ir desarrollando habilidades desde los primeros años. Además, me interesó la posibilidad del doble grado internacional”, cuenta Catalina Vidal, mientras que Sofía destaca que “es una Universidad que busca innovar y generar a los mejores profesionales para un mundo que cambia cada día”.
Para Tomás García-Vinuesa, quien integró la primera generación de Ingeniería Comercial en Concepción, ver a su hija Josefa optar por Enfermería en la misma institución fue motivo de alegría: “Siempre quise que mis hijos estudiaran en la UDD y que tuvieran una gran formación como persona y profesional”. Su hija no solo se tituló, sino que gracias a los programas de intercambio hoy trabaja en Madrid. “tenía buenas oportunidades para desarrollarme de manera internacional y aquí estoy, en el programa de doble grado de Enfermería, trabajando en España”, relata Josefa Garcia-Vinuesa.
Tatiana Kutz también recuerda con entusiasmo su paso por la Facultad de Ingeniería: “Fue un período muy entretenido, dinámico y familiar, rodeado de muy buenos compañeros con quienes, afortunadamente, mantenemos una amistad que perdura hasta el día hoy”. Haber sido parte de los primeros centros de alumnos y organizar actividades que marcaron época son recuerdos que ahora se mezclan con la emoción de ver a su hija Fernanda estudiar Periodismo en la misma casa de estudios.
“Me llena de alegría saber que la Fer está aquí. No tengo dudas de que la UDD es el mejor lugar donde puede estudiar”, asegura. Fernanda Abásolo reconoce que la influencia de su madre fue determinante: “Cuando hablaba con mi mamá sobre mis planes a futuro, siempre me recomendó esta universidad. Ahora, estando acá, me doy cuenta que escoger la UDD fue la mejor decisión que pude haber tomado para poder cumplir mis metas”.
Cada testimonio refleja un mismo sentimiento, la casa de estudios ha logrado mantener a lo largo de los años un sello que combina excelencia académica, innovación y cercanía. Para los padres, ver a sus hijos seguir sus pasos es motivo de orgullo; para los hijos, comprobar que lo que les contaron coincide con la experiencia actual, es una confirmación de que la elección fue la correcta. Así, la historia de estas familias demuestra que la Universidad del Desarrollo no solo forma profesionales, sino que también crea lazos que trascienden generaciones.