La primera charla del ciclo «Huellas de Oriente, un legado milenario» nos llevará a Japón. Kioto fue su capital por casi un milenio, creada a la imagen y semejanza de Chang’an, la gran ciudad del imperio chino bajo los Tang, para transformarse en el centro administrativo, económico y religioso de la incipiente corte japonesa y familia imperial. Sin embargo, en el siglo XIX, cuando el emperador Meiji restauró el poder imperial tras siglos de gobierno samurai, la capital y la corte se mudarían oficialmente a Tokio, sellando, con eso, el inicio de una nueva etapa en la historia japonesa. A partir de ahí, Kioto y Tokio se han erigido como dos caras de una misma historia, que conjugan con mucha armonía la modernidad con la tradición ancestral de Japón.

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