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Federico Valdés habla sobre distintos temas de Educación

En entrevista con Revista Capital, el rector de la Universidad del Desarrollo se refiere, entre otros, a las falencias de la educación secundaria y los cambios que deberían introducirse en el sistema educacional chileno.

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Reconoce estar preocupado por los anuncios de educación gratuita y la fijación de aranceles. Pero advierte que “el peligro es que se estatice la educación en todos sus niveles. Si uno depende del burócrata de turno para subsistir, se perdió la libertad”.

Federico Valdés Revista Capital

(Fuente: Revista Capital, Nro. 352, del 12 al 25 de julio)

Tenía 30 años cuando puso 20 millones de pesos de su bolsillo para echar a andar la Universidad del Desarrollo. La misma cifra pusieron Carlos Alberto Délano, Ernesto Silva Bafalluy, Carlos Eugenio Lavín, Hernán Büchi, Joaquín Lavín y Cristián Larroulet, el grupo de empresarios-políticos que a lo largo de los años ha puesto su sello en esta casa de estudios.

Un par de décadas después, Federico Valdés se apronta a cumplir dos años al mando de la UDD, sillón que asumió tras la intempestiva muerte de Ernesto Silva. No han sido tiempos fáciles. Pero parece tener cuero de chancho. El mismo que mostró durante su paso por Azul-Azul –la controladora de la U–, en la cual debutó con pifias pero terminó con aplausos de la hinchada.

En los convulsionados tiempos de la educación, el modelo de la UDD también ha sido parte del debate. Él insiste en que allí, en esos modernos edificios de la cota mil, no hay lucro. Que eso es incompatible con la calidad. Y sostiene que “la educación gratuita no existe”.

-Michelle Bachelet plantea educación gratis para todos y fijación de aranceles. ¿Cuáles son los cálculos que hace la UDD?

-Es imposible analizarlos con los pocos antecedentes que se tienen. Pero si la fijación se hiciera con el arancel de referencia, salvo que el Estado estuviera dispuesto a inyectar recursos adicionales para investigación, por ejemplo, en Chile quebrarían todas las universidades privadas. No se salvaría ninguna.

-Así de lapidario.

-Ese arancel define cuánto se le presta a un alumno para cada carrera y en rigor, para cada universidad. Si ése fuera el parámetro no podríamos sobrevivir. Habría que concentrarse en carreras baratas. Y el tremendo aporte que han hecho universidades como la nuestra, concentrándonos en el área de la salud, desaparecería.

-¿Se han acercado al comando de Bachelet para pedir antecedentes de la propuesta?

-No. Me imagino que ellos tienen que elaborarla un poco más y mostrárselo al país. Y decir públicamente cómo se aterriza. Hasta ahora se han escuchado más consignas que otra cosa.

-¿Han hecho algún cálculo sobre el arancel sobre el cual seguirían siendo viables?

-Mientras no se conozca cómo se entregarían los recursos, es difícil. Lo que es un hecho, es que la fijación de aranceles tiene consecuencias sobre las finanzas.

-¿Teme que se desmorone el modelo de universidad privada que ha construido?

-No estoy asustado, estoy preocupado. Hay poca claridad sobre cómo se harían las cosas y muchas expectativas. El tema no es la fijación de aranceles. El peligro es que se estatice la educación en todos sus niveles. Si uno depende del burócrata de turno para subsistir, se perdió la libertad.

-Pero la educación necesita reformas sustantivas. La calidad de muchas instituciones escolares y universitarias es muy mala.

-Eso es, falta poner el foco en la calidad. La esencia del problema no es el lucro ni la gratuidad, es la calidad. En cobertura ya se avanzó. No se necesita más. Hoy el 70% de los alumnos que está en la universidad es primera generación.

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