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Estudio UDD revela que jóvenes y adolescentes son grupos invisibilizados por el sistema de salud chileno

Jóvenes y adolescentes invisibilizados por el sistema de salud en Chile, es el principal resultado de un estudio del Programa de Estudios Sociales en Salud del Instituto de Ciencias e Innovación en Medicina de la Universidad del Desarrollo (ICIM-UDD). Titulado “Encuentros y tensiones en la construcción de cuerpos y sexualidades juveniles: las representaciones del mundo joven y del sistema de salud en el Chile actual”, el proyecto tuvo como objetivo explorar los significados que la población entre 18 y 24 años de tres regiones del país (Tarapacá, Metropolitana y La Araucanía) construye en torno a sus cuerpos y las prácticas de salud que despliegan a partir dichos significados, desde un enfoque de género e interculturalidad.

A su vez, profundizó en la construcción que se realiza desde el propio sistema de salud en torno a los cuerpos y sexualidades juveniles, identificando los encuentros y tensiones que se producen entre las representaciones de los jóvenes y los profesionales a cargo de la atención.

Para el estudio, se realizaron entrevistas a 10 informantes clave; a 48 jóvenes de 18 a 24 años; y a 24 profesionales de equipos de atención primaria en salud que trabajan directamente con estos grupos. En la región de Tarapacá, el foco fue migrantes internacionales; en la Región Metropolitana, en tanto, mujeres de la disidencia sexual, en todo su espectro; y en La Araucanía, en jóvenes pertenecientes a pueblos originarios, autoidentificados principalmente como Mapuche.

Los resultados preliminares apuntan a una característica en común entre los tres grupos estudiados. “Los tres comparten que están invisibilizados por el sistema de salud y no se consideran sus especificidades, a pesar de los avances que han existido el último tiempo y la mejora en los indicadores respecto a algunas décadas atrás, que consideran – por ejemplo- un programa de salud integral para jóvenes y adolescentes, con políticas especiales”, explica Alexandra Obach.

En el caso específico de las disidencias femeninas, Obach detalla que, “al no estar incorporadas en el establishment, se genera una oferta de salud fuera del sistema formal -por ejemplo, a través de redes sociales-, situación que las puede exponer, por lo que es necesario incorporar estas nuevas lógicas para entregar atención que asegure equidad y seguridad”. A su vez, indica que aún se sigue operando “desde una ideología heteronormativa y se entiende a los cuerpos como heterosexuales, principalmente. En el caso de las mujeres, quedan un poco fuera de la oferta que hay”.

En los jóvenes de pueblos originarios, se evidencia la ausencia de atención desde un enfoque de interculturalidad en salud y se sabe muy poco de estos grupos. “Por ejemplo, en la Araucanía el VIH y las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) tienen índices muy altos de prevalencia, específicamente entre los 15 y 24 años. Esto es porque hay configuraciones en torno a sus cuerpos y sexualidad, sobre todo en pueblos rurales, que el sistema no tiene considerados, por lo que no se sienten convocados por el sistema de salud, lo que redunda en falta de atención y educación”.

Los jóvenes migrantes, en tanto, reportan en su mayoría sufrir discriminación y sexualización de sus cuerpos en los sistemas de salud. Es más, “viven ofertas de contacto sexual, por el solo hecho de habitar cuerpos ‘distintos` para el local. Y el sistema de salud es parte de esta cultura; incluso se sexualiza sus cuerpos en las atenciones recibidas”. A esta problemática se suma el comercio sexual y el sexo por sobrevivencia en pasos no habilitados, lo que aumenta los contagios de ITS, los embarazos, etc. “Y el sistema de salud no está abordando esto, que es una realidad, algo grave que está sucediendo. No hay programas para abordar esta situación”, finaliza Alexandra Obach.