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Sabrina Orellana: alumni de ICO UDD digitaliza los jardines infantiles  

“Nunca pensé que iba a emprender, pero después me di cuenta de que siempre lo hice”, son las palabras de Sabrina Orellana, alumni de Ingeniería Comercial de la Universidad del Desarrollo, que desde niña buscó la forma de tener sus propios ingresos. Primero lo hizo a los 12 años, vendiendo limonadas en el patio de su casa, luego pasó al negocio de la venta de huevos, hasta convertirse en una de las fundadoras de Kidsbook, una plataforma online que digitaliza el libro de clases, áreas de gestión y administración de recintos preescolares, además de las comunicaciones entre el establecimiento y los apoderados. 

La idea de su startup surgió en 2018, luego de que Sabrina comenzara a recibir distintas comunicaciones impresas del jardín de su hijo a través de una libreta, estos papeles perdían inmediatez, se extraviaban o se olvidaban en el ajetreo diario, lo que generaba confusiones y malentendidos. En ese momento, la ingeniera comercial se dio cuenta de que había una oportunidad. En lugar de depender del papel, había que crear una aplicación donde se enviarían notificaciones directamente a los celulares de los padres, asegurando que siempre estuvieran informados sobre eventos importantes o actividades escolares. 

Sin embargo, una vez que comenzó a funcionar la primera versión, apareció el primer problema en su camino de emprendedora. “Nosotros, con mi socio Rodrigo Marambio, hicimos la aplicación en base a la problemática de los apoderados y la salimos a vender en 2019, pero nos fue mal porque nos dimos cuenta de que para los jardines infantiles no era una necesidad tener esta aplicación”, comenta la ganadora de la categoría “Emprendor UDD” de este año del Premio Espíritu Emprendedor, que entrega cada año la Facultad de Economía y Negocios. “Tuvimos que deshacer la app -agrega- y volver a desarrollarla durante el 2020 para relanzarla. Eso sí, desde el punto de vista de nuestro cliente que era la directora del jardín”, de esa forma se daba paso a la digitalización y se dejaban atrás los archivadores y el papeleo del seguimiento de los niños y niñas. 

“Emprender es un camino difícil, donde hay que tener mucha determinación y foco en tu propósito, pero independiente de lo difícil que sea, es un recorrido de mucho aprendizaje en el ámbito profesional y personal, ya que te obliga a salir de tu zona de confort”, dice la ingeniera comercial que antes de dedicarse al 100% en su startup, trabajó en el área de inversiones de un banco. 

Orellana considera que una herramienta clave al momento de descubrir el error fue lo que aprendió durante su etapa en el dLab (programa de titulación alternativo donde se desarrollan proyectos de innovación orientados a mejorar una situación o encontrar una solución a un problema real) y posteriormente en Incuba y Acelera UDD, programas que buscan apoyar a emprendedores entregando orientación, herramientas y una serie de recursos y servicios para poner en marcha, desarrollar y potenciar sus proyectos. “Se forjaron los pilares de lo que Kidsbook es hoy. Nos ayudaron a construir el modelo de negocio y a saber vender para conseguir capital”, complementa. 

Actualmente Kidsbook cuenta con cerca de 10 empleados y 232 clientes -incluso en Perú, Costa Rica y Panamá- y junto a su socio se pusieron la meta de llegar a los 500 establecimientos en Chile en abril del próximo año. El paso siguiente será enfocarse de lleno en la internacionalización. 

“Se podría decir que emprender es el mejor de los magísteres, porque hay que motivar gente para que crea en el proyecto y tengan el mismo foco, hay que levantar capital, a lo que se le suma que después, hay que pagar sueldos y continuar buscando redes de contacto. Todo eso es un aprendizaje que quizás en ningún otro lado voy a encontrar”, concluye Sabrina Orellana.