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Pasantía Rusia

RUSIA: LA TIERRA DE LOS ZARES

En el marco de nuestra Pasantías Culturas UDD abiertas a todo público, hemos realizado varios viajes a Rusia, donde hemos podido recorrer la tierra de los zares junto a entusiastas participantes. Los diferentes grupos, en las diferentes oportunidades en las que hemos realizado esta Pasantía, se han mostrado con muchas ganas de compartir ideas, comentar y enriquecer de esta manera no sólo los conocimientos de este gran país, sino también personales, lo que hace de esta experiencia un viaje inolvidable. También es la tierra de la gran literatura rusa que se inicia con la obra de Puskhin, luego Gógol, Dostoiewski y Tolstoi, que le dan condición universal y originalidad a las obras que siguen siendo de gran influencia literaria hasta hoy con la creación de personajes únicos y trascendentes. 

Desde sus orígenes, Rusia estuvo vinculada al mundo variego y al de las estepas, y más adelante al bizantino, en el cual forjó sus raíces artísticas y religiosas que la llevaron a ser la gran productora de íconos. Aislada de Occidente hasta el siglo XVIII, comenzó a partir de entonces a recibir la influencia europea con grandes dinastías imperiales, pero desde fines del siglo XIX los acontecimientos políticos y revolucionarios en Rusia, la llevaron a una transformación política radical con la formación de la URSS que duró casi un siglo y que produjeron profundos cambios que se generaron en su estructura política, económica y social. La reciente herencia soviética, junto a las costumbres y tradiciones de siglos, la hacen un país que merece ser conocido.

Moscú

El vuelo Santiago-Madrid nos permite hacer la combinación a Moscú. Es un viaje largo para llegar a nuestro destino pero que tendrá sus recompensas. La capital de Rusia nos recibe con sus amplias avenidas y una extensa red de metro que fue inaugurado por Stalin como símbolo del poder y del avance tecnológico e industrial del sistema político, buscando ser el “Palacio del Pueblo”, en las cuales, la rica decoración de algunas de sus estaciones buscaban simbolizar la unidad de los pueblos soviéticos. 

El río Moskova cruza la capital rusa, y las vistas a la ciudad desde su recorrido en barco tenemos la posibilidad de ver los diferentes monumentos de Moscú, la mayoría de los cuales se encuentran a orillas del río: el “Monte de los Gorriones”, donde se encuentra la villa olímpica y el impresionante rascacielos estalinista de la Universidad Lomonossov, el parque Gorki, la fábrica de chocolate Octubre Rojo, la catedral de San Salvador, la Casa Internacional de la Música, el espectacular monumento a Pedro el Grande, el Parlamento, la Duma o “Casa Blanca”, y el Parque de la Victoria, construido después de la II Guerra Mundial. Junto a unos de los meandros del río Moskova se sitúa el Convento de Novodévitchy, al borde de un pequeño lago que inspiró a Tchaikovski en su composición del “Lago de los Cisnes”. Durante los siglos XVI y XVII las grandes familias de boyardos rusos e incluso la propia familia imperial enviaban a Novodévitchy a algunas de sus hijas, y hoy alberga un museo. 

El centro histórico con la plaza Manezhnaya, antiguo mercado de ganado, donde se encontraban las cuadras de la caballería imperial es uno de los accesos a la Plaza Roja que es el corazón de Moscú, llamada así por el color de los edificios que la rodean: el Museo de Historia, las murallas del Kremlin y la catedral de San Basilio, con sus cúpulas multicolores en forma del bulbo, construida por orden del zar Iván el Terrible. Sobre sus adoquines, entre las murallas del Kremlin, las famosísimas galerías históricas GUM, hoy transformadas en boutiques de lujo, desfila el Ejército Rojo en las numerosas conmemoraciones que tienen lugar a lo largo del año.

La visita al Kremlin (fortaleza), sus catedrales y el Museo de la Armería requieren de una visita. Fue construido en el siglo XII, su forma es del siglo XV, y es un muy buen ejemplo de las diferentes etapas del arte ruso, donde se concentran el símbolo del poder y la gloria de Rusia. Sus murallas, miden entre 5 y 19 metros de altura y tienen una longitud total de más de casi 2.500 mts. En su interior visitamos la “Plaza de las Catedrales”, enmarcada por las de San Miguel, la Ascensión y la Anunciación, vimos la “Campana Zarina”, la más grande del mundo, el “Cañón Zar”, visitamos el Museo de la Armería que originalmente guardaba los tesoros de los grandes príncipes rusos, y que después se convirtió en museo, en el cual se exhiben numerosos objetos que son patrimonio del estado ruso como arte decorativo regalados por los embajadores extranjeros, colección de armas, telas y ropa, joyería, objetos de oro, plata, piedras preciosas, marfil, porcelana, telas bordadas con perlas y piedras preciosas, carruajes, vestidos de las zarinas, coronas imperiales, y también los famosos huevos de Pascua de Faberge.

Pero hay muchos barrios y edificios imperdibles en Moscú, como el mundialmente conocido teatro Bolshoi, cercano a los más lujosos hoteles de Moscú, el Nacional y el Metropol, el imponente edificio de Lubianka (antigua sede KGB), el Museo de Bellas Artes Pushkin,  las peculiaridades de barrios como  Kitai Gorod con sus pequeñas iglesias,  el singular y tranquilo barrio Zomoskvoreche donde aún existen las casas tradicionales de dos plantas en las cuales se establecieron los mercaderes y negociantes a partir del siglo XVIII y luego artistas e intelectuales, y que hoy alberga la Galería Tretiakov, con una gran colección de objetos que permitieran comprender y admirar la historia del arte ruso, sacro y laico con una magnífica colección de iconos entre las que destaca “La Virgen de Vladimir” atribuida a San Lucas, y la obra maestra del gran Andrei Rublev, “la Trinidad”. 

Anillo de Oro: Serguiev Possad – Rostov Veliky – Yaroslavl – Kostromá – Suzdal – Vladimir

El Anillo de Oro nos lleva a lo más profundo de la Rusia imperial-ortodoxa. Durante cuatro días, monasterios, iglesias con íconos, pinturas, personas y ceremonias que impresionan, pequeños pueblos y atardeceres en el río Volga, nos acompañaron junto a paisajes en los cuales la mirada se pierde en el infinito y tupidos bosques de abedules.

Serguiev Possad

A unos 70 kms al noreste de Moscú, por la ruta imperial del Anillo de Oro, llegamos a Serguiev Posad (Zagorsk), nuestra primera parada, para visitar el Monasterio de la Trinidad y San Jorge, uno de los centros más importantes de la religión ortodoxa. Activo aun hoy día como monasterio fortificado, es además Seminario, Instituto Teológico, lugar de peregrinación y sede y residencia del Gran Patriarca de todas las Rusias, por lo que se le conoce como el “Vaticano Ruso”. Su construcción fue iniciada por san Sergio, quien estableció en el lugar un monasterio-fortaleza en 1340. Con el paso del tiempo, el monasterio se convirtió en uno de los más espectaculares e importantes centros espirituales del país, y en él podemos apreciar elementos característicos de la arquitectura militar de los siglos XV al XVIII, periodo en el que tuvo su máximo desarrollo. Entre sus numerosas iglesias y catedrales destacan la cúpula azul de la Catedral de la Asunción, o la catedral de la Dormición, que contiene la tumba de Boris Godunov y su familia.

Rostov Veliky

Seguimos nuestro recorrido, y en menos de dos horas llegamos a Rostov, una de las ciudades más antiguas de Rusia, que alcanzó su apogeo entre los siglos XI y XIII. Recorrimos su   Kremlin, llamado “Sinfonía de Piedra”, una ciudad medieval cuyas innumerables cúpulas se reflejan en las aguas del lago Nero. Este Kremlin consta de tres partes: la Plaza de las Catedrales con la catedral de la Asunción que fue construida entre los siglos XII y XVI, su campanario es probablemente el más conocido de Rusia, con 15 campanas que tañen a determinadas horas en espectáculos de sonidos indescriptibles. También está la Corte de los Obispos y el Jardín del Metropolita. Numerosos edificios se extienden entre el Kremlin y el lago, entre los que destacan la iglesia de San Juan Teólogo, la iglesia del Salvador Na-Senyaj, y el Monasterio de San Jacobo Salvador.

Yaroslavl

De Rostov, llegamos a Yaroslavl en una hora. Fundada en 1010 sobre asentamientos vikingos, se ubica en la confluencia de los ríos Volga y Kotoros con amplios paseos peatonales donde se pueden ver los atardeceres en el Volga que sólo pensábamos eran de fotos. 

En el siglo XVII, Yaroslavl era la segunda ciudad en importancia de Rusia y, llegó a ser temporalmente la capital del país durante la ocupación de Moscú por los ejércitos polacos. Ese rico pasado histórico se ha plasmado en un legado cultural que se ve en el Monasterio de la Transfiguración del Salvador, donde destaca la catedral de la Transfiguración del Salvador, cuyos orígenes se remontan al siglo XIII, la construcción más antigua de la ciudad.  También visitamos la iglesia de san Profeta Elías, con los más bellos frescos del Anillo de Oro. 

Kostromá

A solo 60 kms de Yaroslavl, siguiendo el curso del Volga, llegamos a la ciudad situada más al norte de las que componen el Anillo de Oro. El estilo de sus construcciones es muy diferente, alternando las típicas isbas de madera con construcciones de estilo neoclásico. La ciudad fue fundada en el siglo XII por Yuri Dolgoruky, fundador de Moscú, pero en 1773 sufrió un devastador incendio que la destruyó casi por completo. Eran tiempos de la zarina Catalina la Grande que decidió hacer de Kostromá un nuevo modelo de plano urbano, con calles radiales partiendo de una plaza a orillas del Volga, con edificios neoclásicos entre los que destacaban las famosas “Galerías de los Comerciantes”, cada una de ellas dedicada a un gremio o incluso a un producto concreto: Galería de las Flores, de la Leche, del Tabaco, del Aceite, etc.  En ellas los mercaderes comerciaban con los productos que llegaban a la ciudad por el río. El Monasterio Ipatievskiy, del siglo XIV es uno de los pocos edificios medievales que se salvaron del incendio, en el cual destaca la catedral de la Trinidad, con notables frescos e iconostasios. Y en medio de frondosos árboles encontramos el Museo de Arquitectura de Madera, con numerosas construcciones típicas de la región que da una muestra de cómo era la vida rural y aldeana en la antigua Rusia.  

Suzdal

Tres horas de viajes cruzando campos y bosques, nos alejan del Volga en camino a Moscú para llegar Suzdal, considerada una obra maestra de la arquitectura medieval rusa, con un conjunto de 200 monumentos tanto religiosos como civiles. Fue fundada a comienzos del siglo XI y formó parte activa del principado Vladimir-Suzdal que aglutinó las ciudades del Anillo de Oro formando así el núcleo de la antigua Rusia. 

El Kremlin es su corazón histórico, construido en lo alto de una pequeña colina desde la que se ven magníficas vistas de la ciudad. Destacan la Catedral de la Transfiguración con su campanario, la Galería de los Arqueros. el Monasterio-Fortaleza de San Eutimio, fortificado gracias a las aportaciones de ricos comerciantes y nobles boyardos que buscaban protección frente a las invasiones de los tártaros. Con casi 1.200 metros de sólidas murallas defensivas, de 9 metros de altura y 6 de espesor, y altas torres de vigilancia, fue utilizado por Catalina la Grande como prisión para sus opositores. 

Vladimir

Junto a Suzdal está Vladimir, la cuna de Rusia y origen de su historia, y las fuentes datan su fundación en 990 por Vladimir el Grande, padre de la Ortodoxia Rusa. Fue considerada capital de Rusia desde 1157 hasta la invasión de los mongoles en 1238. En ese momento empezó su lento declive en favor de Moscú. En su época de esplendor se construyeron la mayoría de los principales monumentos: las Puertas de Oro, la Catedral de San Dimitri, La Catedral de la Asunción (Dormición), con frescos de Andrei Rublev, considerada uno de los monumentos más importantes de Rusia e inspiró a numerosas iglesias y catedrales en todo el país, comenzando por la del Kremlin de Moscú. 

De regreso a Moscú seguimos unos días recorriendo la ciudad, sus parques, teatros y museos que nos siguen impresionando, lo mismo que sus diferentes mercados que concentran refinadas producciones de los mejores artesanos, además de las tradicionales muñecas rusas, joyas, “souvenirs” de la época soviética, y también artesanía procedente de todos los rincones del país que son la prueba palpable de que nos encontramos en el cruce de Europa y Asia.

San Petesburgo

Nuestro último destino es hacia el norte de Moscú, a San Peterburgo en el tren de alta velocidad (Sapsan) que conecta los 700 kms en poco más de 3 horas pasando por bosques de abedules, pequeñas lagunas y pueblitos de madera que se pierden en la inmensidad de sus paisajes.

La ciudad fue ideada por Pedro el Grande e inaugurada a comienzos del siglo XVIII. Un vasto y complejo sistema de canales de drenaje que constituyen hoy el signo distintivo de la ciudad conocida como “la Venecia del Norte”, fue construido en una zona pantanosa en el delta del Neva. Navegarlos nos permite impregnarnos del característico espíritu de la antigua capital imperial, así como admirar sus fachadas, muelles de granito rosado y algunos de los más de 350 puentes, cada uno con su propio nombre e historia. El origen de la ciudad es la Fortaleza de San Pedro y San Pablo, que estaba destinada a proteger la ciudad de las incursiones por vía marítima, y que los zares utilizaron después como prisión política, encarcelando allí a sus principales opositores, principalmente intelectuales. En la catedral está la tumba del Zar Pedro el Grande las de los zares de la dinastía Romanov y sus familias, incluyendo a Nicolás II, su esposa e hijos, asesinados en 1918 durante la revolución.

Pero la ciudad también es de grandes palacios como el antiguo Palacio de Invierno, residencia de los zares (hoy Museo Hermitage), que cuenta con más de tres millones de obras de arte, el Palacio Yusúpov, la mansión de la familia más rica en Rusia del siglo XIX, famosa por el asesinato de Rasputin, favorito de la familia Romanov, la Catedral de San Isaac construida por más de medio millón de trabajadores con su cúpula recubierta de 100kg de oro. Y también el Museo Ruso ocupa el Palacio Mikhailovsky, que perteneció al hermano del Zar, y alberga la mayor colección de arte ruso: 320.000 obras, que ilustran la evolución del arte ruso desde el siglo XI hasta nuestros días con obras de Kandinsky y Malevich, los vanguardistas del siglo XX. Y muy cerca, la espectacular iglesia-museo de la Sangre Derramada (San Salvador), revestida en su exterior con más de 7.000 m2 de mosaicos de múltiples colores, con sus cúpulas en forma de bulbo, fue erigida en 1882 en memoria de Alejandro II, asesinado en un atentado en el mismo lugar. 

Pushkin y Peterhof

En las afueras de San Petersburgo encontramos varios palacios imperiales, pero es en la localidad de Pushkin (Tsarskoie Seló), situada a 30 km al sur de San Petersburgo, donde se encuentra una de las más bellas residencias imperiales, el Palacio de Catalina con su parque, dedicado a Catalina I, la esposa de Pedro el Grande. Los parques, las fuentes y los estanques fueron construidos en el siglo XVIII a lo largo del reinado de cinco zares, y fue el lugar de predilección de Catalina II la Grande. El parque circundante de bosques de abedules y abetos, lagos y estanques, arroyos, puentes, esculturas, y pérgolas.  Otro de los principales palacios, con parques y jardines es Peterhof, conocido como el “Versalles Ruso”, la principal residencia de verano de los zares. Situado en la costa sur del Golfo de Finlandia, junto al mar y a unos 30 km de la ciudad, es un complejo que incluye también varios pabellones y palacios menores diseminados en los jardines que son de un especial atractivo con sus 150 fuentes y tres cascadas. Salimos de Peterhof por el mismo muelle por el que lo hacía la familia imperial, navegando con la vista a frondosos bosques de las orillas donde se pueden apreciar las magníficas viviendas y palacetes, que de a poco van quedando atrás y se asoma la intensa actividad del puerto, y el paisaje urbano con sus emblemáticos puentes levadizos.

Novgorod

Esta antigua ciudad a orillas del río Vóljov, se ubica a menos de 200 kms. al sureste de San Petersburgo, y fue junto con Moscú y Kiev, una de las ciudades más importantes de Europa oriental durante la Edad Media. Su historia está estrechamente enlazada con todos los acontecimientos importantes de la vida del estado ruso, desde Rúrik la primera dinastía de los zares rusos, que gobernaron más de 750 años, la adopción del cristianismo en el siglo X que la trasformó en un fuerte centro eclesiástico, el lugar donde nacieron los valores republicanos y democráticos actuales, uno de los mayores centros de literatura y producción de libros en la Rusia antigua, y uno de los centros artísticos más importantes de Europa. 

La ciudad cuenta con un Kremlin de mil años y en su interior con la ciudadela más vieja de Rusia, con el claustro de la Corte de Yaroslav, la catedral de San Nicolás, varios monasterios como el  de Nuestra Señora del Signo, el de Zverin, el de Perýn, y el de Yuriev que junto a unas 200 otras construcciones son de un valioso patrimonio.

Regresamos a San Petersburgo, y seguimos recorriendo sus canales, museos e iglesias, disfrutando una ciudad de sólo poco más de 300 años, pero con mucha historia y llena de rincones, colores y luces que la iluminan en las cortas noches del verano. Desde la Venecia del Norte tomamos un vuelo que nos llevó a Londres, la capital del Reino Unido que nos recibió por unos días antes de regresar a Chile, cargados de experiencias, conocimientos y nuevos amigos.